Mini historia
Oye, escúchame.
Hace algunos años, estaba en una reunión de "priorización" (sí, otra más) y me di cuenta de algo: el equipo entero tenía cara de "¿por qué seguimos aquí?". Yo, como programador, pensaba que todo iba bien. Mentira. Los juniors solo arreglaban bugs, los despliegues eran cada tres meses, y el "tech lead" era ese intocable que nadie se atrevía a cuestionar. Hasta que un día, en un sprint review, un programador junior ("Diego") soltó: "¿Podemos hablar de por qué el proyecto tarda 40 minutos en arrancar en local?". Y el líder, con orgullo de sabihondo, respondió: "Eso No es prioritario", es mejor dejarlo así y enfocarnos en nuevas features.
Error.
Al día siguiente, Diego se despidió. No por el proyecto, sino por "la sensación de que nadie escucha". Enterarme de eso me hizo reflexionar. Estoy seguro de que el líder no era un mal tipo, pero había red flags por todos lados que nadie veía. Y ahí entendí algo crucial: un equipo no falla por falta de talento, sino por ignorar las señales de alerta que sus propios miembros envían.
A lo mejor, ese líder si tenia la intención de escuchar... pero no sabía cómo. Y ahí, entre esa anécdota, entendí que ser líder no es sobre tener razón, es sobre crear espacios donde otros tengan la razón.
Fue entonces que decidí, que si un día llegaba a ser tech lead, no solo evitaría esos errores, sino que buscaría activamente las red flags antes de que se convirtieran en desastres. Ese día llegó, y aquí te comparto lo que aprendí.
La envidia que me quemó... y la empatía que me salvó.
Un miércoles, en una charla con otro tech lead de otra empresa, le hice una pregunta: "Ustedes despliegan cada día, tienen tests, ¡hasta documentan! ¿Cómo lo hacen?". Él se rio y dijo: "Nuestra deuda técnica es del 2003. Pero no la mostramos. Priorizamos lo que el cliente ve". Me dio envidia. ¿Cómo carajos no se hundían?.
Yo pensé: "Si yo tuviera un equipo así, lo arreglaría en un mes". Pero la realidad es que no era tan simple. No existe el equipo perfecto, no hay tech lead sin problemas. Es importante entender eso. Lo que si existe es la habilidad de priorizar el caos sin que se note. Aún no lo logro del todo, pero voy por buen camino.
Es complicado, porque muchas veces, las red flags no son técnicas. Son humanas. Y ahí es donde la empatía entra en juego.
El giro inesperado: los juniors no son "mano de obra", son detectives de red flags.
Un viernes por la tarde, después de una semana agotadora, al terminar el trabajo, me quedé pensando en Diego y su salida. ¿Qué habría pasado si alguien le hubiera preguntado qué le molestaba?, cuál serían las red flags que él veía y nadie más.
Revisando las redes sociales, encontré un artículo sobre liderazgo que mencionaba algo interesante: los juniors son los mejores detectores de problemas porque no están "acostumbrados" al status quo. Ven cosas que los seniors ya dan por hechas. Eso me hizo pensar.
Pero algo más profundo, porque cuando le preguntó a mi equipo qué les molestaba, nadie decía nada. ¿Por qué?. Como si estuvieran programando en silencio, ignorando sus propias frustraciones. Esa es una red flag gigante.
Pienso que muchos líderes cometen el error de no crear espacios seguros para que los juniors hablen. Y peor aún, cuando hablan, no escuchan. Sin embargo, la solución no es solo preguntar, sino actuar sobre lo que escuchas. Ahora como líder, hago algo diferente, trato de crear espacios donde los juniors puedan expresar sus inquietudes sin miedo.
Aún me resulta difícil, pero he aprendido que la empatía no es solo entender, es actuar para cambiar lo que otros no pueden cambiar por sí mismos. Preguntar es el primer paso, pero escuchar y actuar es lo que realmente marca la diferencia.
Y si no puedes actuar de inmediato, al menos reconoce la red flag y hazles saber que estás trabajando en ello. Eso construye confianza.
Yo como líder técnico, cometí y cometeré errores. Muchos. Pero aprendí que la clave no está en ser perfecto, sino en ser consciente de las red flags y estar dispuesto a enfrentarlas, incluso cuando duelen.
Tratar de ser más humano, menos robot de libro. Porque al final del día, un equipo no es solo código, son personas. Y las personas sienten, se frustran y quieren ser escuchadas.
Trato de ser un líder que no solo dirige, sino que también aprende y crece con su equipo. Porque al final, un buen líder no es quien tiene todas las respuestas, sino quien sabe hacer las preguntas correctas. Espero que todos en mi equipo sientan que pueden hacer esas preguntas, incluso si son incómodas. Espero que ellos también aspiren a ser líderes algún día, y que aprendan de mis errores y aciertos. Pero especialmente, lo que espero es ser el líder que me hubiera gustado tener cuando empecé, con eso me conformo.
Ahora, hablemos de las red flags específicas que he identificado y cómo puedes evitarlas en tu equipo.
Es importante mencionar que no debes tomar estas red flags como una lista exhaustiva, sino como un punto de partida para reflexionar sobre tu propio equipo y liderazgo. Cada equipo es único, y las soluciones deben adaptarse a su contexto específico.
Además, recuerda que la comunicación abierta y la empatía son herramientas poderosas para identificar y abordar estos problemas antes de que se conviertan en crisis.
Si le pides feedback a tu equipo y nadie dice nada, esa es una red flag gigante. Significa que no confían en que sus opiniones serán valoradas o que temen represalias. Crea un ambiente seguro donde puedan expresarse libremente.
Si alguien de tu equipo expresa sus opiniones y no te gustan o son incomodas, recuerda que el objetivo no es tener siempre la razón, sino mejorar como equipo. Escucha activamente y busca soluciones juntos. No te lo tomes como un ataque personal.
Cómo evitar las red flags:
Menos reuniones, más código en vivo. Si una reunión no tiene un output claro (ej.: "hoy decidimos cómo arreglar el despliegue lento"), cancela. Los juniors no son bug slaves; son futuros leads. Dale tareas que los hagan pensar, no solo "arregla esto". Y si te dicen "¿puedes dejar de preguntar cómo voy?", deja de preguntar. Eso no es apoyo, es ruido. No te tomes su silencio como conformidad. Pregunta después de que terminen, no mientras están en modo focus.
El feedback no es solo para cuando algo explota. Pregúntale a tu equipo cómo le fue después de terminar algo, no mientras. Y si dice "me costó porque no entendía X", no lo tomes como queja: es un red flag de mala documentación. Arregla eso, no lo ignores. Y nunca digas "así es la vida". Es una excusa de mierda.
La deuda técnica no es un mito... y sí es urgente. Si tu sistema de logs es un archivo de texto que nadie revisa hasta que hay un desastre... sí, es prioritario. Priorízalo como si fuera una feature. Porque lo es: sin logs, no hay visibilidad. Y sin visibilidad, estás volando a ciegas.
El bus factor no es un chiste. Si X se enferma y el proyecto se detiene... ¿en serio? Empieza a documentar hoy, aunque sea en un notion malo. No esperes a que sea "el momento perfecto" (spoiler: no existe). Y si un senior no escribe código desde 2010 pero decide la arquitectura... cambien el sistema. Porque nadie sabe más que quien usa el código.
Las "urgencias" son una adicción. Si hay más "urgentes" que tareas normales, redefine qué es urgente. Un bug que rompe el pago sí es urgente. Uno que "el cliente pidió ayer" no. Y si el cliente insiste... explícale por qué priorizar mal cuesta más a largo plazo.
El detalle que nadie menciona: tú eres la red flag.
Hay días en que tú serás el problema. Yo, por ejemplo, seguía mandando "¿cómo lo llevas?" en modo autómata, hasta que X me dijo: "¿Sabes? Ayer terminé antes porque no me interrumpiste". Me dolió. Pero era verdad. El liderazgo no es sobre tú, es sobre ellos. Si te envidian por algo, pregúntate: ¿Es real o es solo humo? Y si ves a un tech lead que parece infalible, acércate. Seguro está luchando con sus 100 bugs internos.
Hay veces que me siento infalible, pero luego pasa algo que me recuerda que no lo soy. Y está bien. Porque ser líder no es ser perfecto, es ser humano. Hay situaciones donde no tengo la respuesta, y está bien admitirlo. Me puedo llegar a sentir inseguro, pero eso no me detiene. Lo importante es seguir aprendiendo y creciendo con mi equipo.
El giro final (y por qué debes recordarlo):
Hace tres meses, hablé con un colega de otro equipo que me pidió ayuda. Tenían todas las red flags: reuniones infinitas, juniors en modo "bug slave", despliegues cada seis meses. Les dije: "Dejen de hacer retros y hagan uno por semana donde solo hablen de lo que no funciona". Al mes, me mandaron un mensaje: "Funcionó. Los juniors propusieron automatizar despliegues. Ahora son cada día". Y ahí lo entendí: la solución no está en tú, sino en dejar que ellos la encuentren.
Me sentí orgulloso, de poder ayudar, pero no me creo que haya sido yo quien lo logró. Más bien, fue el equipo, que respondió cuando se le dio la oportunidad.
Ser líder es un viaje constante de aprendizaje. No se trata de tener todas las respuestas, sino de crear un ambiente donde el equipo pueda crecer y encontrar soluciones juntos. Hay veces que fallaré, pero cada error es una oportunidad para aprender y mejorar. Hay momentos en que me siento perdido, pero sé que no estoy solo. Hay un equipo a mi lado, y juntos podemos superar cualquier desafío.
Y si el equipo falla, no es solo su culpa. Es mía también. Porque un líder no solo guía, también asume la responsabilidad de los errores del equipo. Y eso es algo que nunca olvidaré.
La empatía no es sentir lástima... es dejar de ser el centro.
Un miércoles, en una reunión de "planificación", una junior —llamémosle Ana— dijo: "No entiendo por qué usamos esta librería obsoleta. Tiene vulnerabilidades". Y el senior respondió: "Es así desde siempre. No toques nada". Yo, en modo "tech lead sabiondo", iba a decir "sí, mejor no arreglemos lo que no está roto"... pero me detuve. Le pregunté a Ana: "¿Tienes una alternativa?". Ella respondió: "Sí. Pero nadie me escucha".
Al día siguiente, Ana presentó una solución. Funcionó. Y el senior... bueno, se quedó callado. Pero no fue ella quien ganó. Fue el equipo. Porque cuando dejas que los juniors propongan, dejan de ser problemas y se vuelven soluciones.
Esta parte de la historia, fue inventada para ilustrar un punto importante sobre la empatía y el liderazgo. Sin embargo, refleja situaciones reales que muchos líderes enfrentan en sus equipos. La clave está en escuchar activamente y valorar las contribuciones de todos los miembros del equipo, independientemente de su nivel de experiencia.
¿Qué hacer cuando todo se siente perdido?
He estado perdido muchas veces. Recuerdo un día en particular, cuando todo parecía ir mal: bugs por doquier, juniors desmotivados, y yo sintiéndome incapaz de liderar. En ese momento, decidí hacer algo diferente. Me reuní con el equipo y les dije: "Hablemos de lo que nos está jodiendo realmente".
Trate de generar un espacio seguro donde todos pudieran expresar sus frustraciones sin miedo. Y lo que escuché me sorprendió, la realidad era mucho peor de lo que imaginaba. Nadie comento nada, como si todo estuviera bien. Pero esa era la red flag más grande de todas. Yo lo se, porque yo también había estado ahí.
Pienso que si debe haber algo, al menos, yo como persona la paso bien y hay días que la paso mal. Y eso está bien. Porque ser líder no es sobre tener todo bajo control, es sobre navegar el caos con tu equipo. Hay días que me siento perdido. Se que no tengo todas las respuestas. Pero lo importante es seguir adelante, aprendiendo y creciendo juntos.
Crear un entorno seguro, muchas veces no es fácil, entiendo que si el equipo ha estado en un ambiente tóxico, puede ser difícil para ellos abrirse. Pero es un paso crucial para identificar y abordar las red flags antes de que se conviertan en problemas mayores.
Lo único que puedo recomendar es ser honesto sobre mis propias luchas y vulnerabilidades. Mostrar que no soy perfecto, que también cometo errores. Porque al final del día, la autenticidad construye confianza.
El último consejo (y no es un cliché):
Si hoy ves una red flag... no la normalices. Pregúntate: ¿es así porque debe ser así... o porque nadie ha tenido el valor de cambiarlo? Y si alguien dice "esto es así desde siempre"... corre. En serio.
Y si te sientes abrumado... respira. No necesitas tener todas las respuestas. Solo necesitas escuchar las preguntas que nadie se atreve a hacer. Porque a veces, la solución está en el junior que nadie escucha.
Si hay un bug en este texto que no corregí. Porque a veces, el proceso es más importante que la perfección. ¿O no?* 😅
¡Gracias por leer hasta aquí! Si te gustó este artículo, no dudes en compartirlo con otros líderes técnicos o programadores que puedan beneficiarse de estas reflexiones.