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De técnico en computadoras a programador

Por Arturo López | viernes, 11 de abril de 2025 | 7 min de lectura
De técnico en computadoras a programador

De reparar computadoras a programar: Un camino lleno de retos, aprendizajes y crecimiento personal

Me consideraba programador y ahora lo soy, y no sé si esto te será útil, pero intentaré explicar mi punto de vista.

Cuando estudiaba Ingeniería de Sistemas en la universidad, consideraba que muchas de las materias que cursaba eran de relleno y que serían inútiles para mi carrera profesional, porque pensaba que la carrera estaba llena de asignaturas innecesarias. Pero ahora, estando en el trabajo, veo que estaba equivocado, y TODO lo que aprendí, incluso las cosas que parecían inútiles, me han sido útiles de alguna manera. Por lo tanto, si no hubiera tomado esas materias, no podría hacer mi trabajo.

Ahora creo firmemente que todo en la vida sucede por una razón, y que cada decisión, cada experiencia, nos lleva a algún lugar. Si no hubiéramos tomado ciertos caminos, no estaríamos donde estamos ahora. Esto me ha ayudado a encontrar un propósito en todo lo que hago.

Ningún conocimiento es inútil cuando tienes la voluntad de convertirlo en oportunidad.

Sentir que cada paso, por pequeño que sea, tiene un significado y me lleva a un futuro mejor es algo que he llegado a comprender. Cuando terminé mi carrera, me di cuenta de que mi principal interés estaba en el hardware, las computadoras y las redes, pero la vida tiene formas curiosas de sorprenderte, y hoy, como programador, puedo decir que realmente disfruto este trabajo.

Me siento cómodo escribiendo código, y sobre todo, me encanta la idea de programar durante mucho tiempo. Sé que hay personas que desde el principio estudiaron esta carrera con el único propósito de ser programadores. Ellos tenían una ventaja: el gusto ya lo habían adquirido y la dirección era clara. Yo, en cambio, trabajé en redes y hardware, y cuando finalmente decidí explorar la programación, fue un proceso frustrante.

A veces no elegimos el camino; el camino nos elige a nosotros, y lo importante es aprender a caminarlo con determinación.

No lo veía como una opción viable, no me gustaba, y pensaba que no sería bueno en ello. Mis primeros pasos en este mundo fueron más una cuestión de casualidad que de decisión, y nunca pensé que era un programador, porque trabajar en equipos con desarrolladores me parecía aburrido y poco atractivo.

Incluso en mi tiempo libre, los juegos multi-jugador no me llamaban la atención, y nunca me pregunté cómo se hacían los algoritmos o los sistemas operativos, porque para mí eran cosas ya inventadas, donde había poco por innovar. Creo que ese mismo sentimiento lo compartía la industria en ese momento, pero solo unos pocos visionarios lograron ver el potencial y cambiar las reglas del juego.

El talento puede abrir puertas, pero es la persistencia lo que te permite mantenerlas abiertas.

Mi entrada a la programación comenzó cuando el trabajo que hacía reparando computadoras se volvió un desafío. Los problemas siempre eran los mismos, había poco hardware nuevo, y las máquinas que llegaban a mis manos eran monótonas y predecibles. Entonces intenté ensamblar mis propias computadoras, pero el hardware de calidad era caro y difícil de conseguir. Fue entonces cuando conocí a un grupo de programadores mientras trabajábamos en la migración de un sistema de punto de venta.

Pasamos largas horas hablando y trabajando, y aunque no entendía mucho de lo que decían, lo encontré fascinante. Esa experiencia, aunque agotadora, despertó algo en mí. Recuerdo un momento clave: me asignaron ensamblar un rack de servidores, y luego llegó un programador experimentado para trabajar con el sistema que yo había instalado. En cuestión de días, terminó su trabajo, y el resto del tiempo lo pasamos hablando sobre programación.

Fue la primera vez que escuché conceptos como "programación web" y "el futuro del software". Aunque en ese momento no entendía exactamente lo que significaban, esas conversaciones plantaron una semilla en mí, y decidí aprender programación por mi cuenta. Me gustaría decir que fue un camino fácil, pero no lo fue, porque fue uno de los mayores desafíos de mi vida.

Hubo muchas puertas cerradas, muchas personas que me dijeron que no tenía lo necesario, y muchas veces en las que yo mismo sentí que no lo tenía. Pero fui terco, y pasé horas en bibliotecas soñando con comprar libros de programación que no podía permitirme, porque el internet no era tan accesible como ahora, así que me costaba encontrar recursos. Mi primer libro fue sobre cómo hacer un videojuego en Java. No profundizaba mucho, pero me dio una base para empezar.

Más tarde, aprendí PHP y comencé a hacer sitios web. Mi primer trabajo fue gracias a mis conocimientos de Dreamweaver y Photoshop, pero pronto me asignaron tareas en Visual Studio 6, algo que no esperaba ni me gustaba. Trabajé durante un año en un programa de escritorio que solo usaban tres personas para gestionar la dieta de animales en un parque acuático. Fue doloroso, pero aprendí muchas cosas, y me ayudó a ser más persistente.

Programar no es solo escribir código, es transformar problemas en posibilidades y dudas en soluciones.

Intenté mucho conseguir un nuevo trabajo, y después de meses de búsqueda, obtuve un puesto como programador web en PHP. Sin embargo, mi falta de experiencia en un equipo y mi incapacidad para entender la lógica de negocio de la empresa jugaron en mi contra. Lo intenté, pero no encajé en el equipo, y mi contrato fue revocado. Fue un golpe duro para mi ego, pero una lección valiosa. Aprendí que el trabajo en equipo, el conocimiento del negocio y la humildad para aprender de otros son tan importantes como el conocimiento técnico.

Decidí mejorar mis habilidades blandas, y pensé que un par de libros serían suficientes, pero pronto me di cuenta de que estas habilidades requieren práctica constante. Al igual que la programación, no basta con leer; hay que aplicar lo que se aprende todos los días. Finalmente, llegó mi oportunidad. En una entrevista para una cadena hotelera, me preguntaron: "¿Cuánto deseas ser programador?"

Mi respuesta fue clara: "Respiro y vivo para ello. Cada día me esfuerzo por aprender y mejorar". Me contrataron con la condición de dejar atrás PHP y aprender Java, y acepté sin dudarlo. Ese fue el comienzo de mi verdadera carrera como programador. Hoy el panorama es diferente, porque dicen que las inteligencias artificiales escribirán la mayor parte del código y que los programadores serán innecesarios. Pero sé que eso no es cierto, porque programar no se trata solo de escribir código. Se trata de aprender, entender el negocio, trabajar en equipo, liderar y enseñar.

Lo que realmente importa son las personas, las comunidades y su capacidad para dar forma al futuro. Porque programar es mucho más que una habilidad técnica; es un proceso de aprendizaje continuo, colaboración y crecimiento personal. Ese proceso, a pesar de los desafíos que presenta, es lo que finalmente define el valor de nuestra profesión.

Conclusión

Este camino, que comenzó con el hardware, evolucionó en líneas de código, trabajo en equipo y desarrollo personal. Si algo he aprendido, es que ningún conocimiento es inútil y ningún comienzo es insignificante. La programación no es un destino, sino un viaje lleno de obstáculos, aprendizajes y pequeñas victorias que moldean no solo nuestras habilidades técnicas, sino nuestra forma de ver el mundo y de colaborar con otros.

Cada quien tiene su propia historia, pero todas comparten algo: la búsqueda de propósito, de sentido y de impacto. Hoy puedo decir que no solo desarrollo proyectos, sino que ayudo a construir soluciones. Y si estás comenzando en este mundo o te sientes estancado, recuerda esto: no necesitas tener todas las respuestas, solo la voluntad de aprender y seguir avanzando.

El código puede ser escrito por máquinas, pero el alma detrás de una solución significativa siempre será humana.